jueves, 26 de noviembre de 2015

El cuento de Caperucita contado por el lobo.


El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.
Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida de una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vieran. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, de dónde venía, adónde iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo.
Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el bosque era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña yo estaba  vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran par oírla mejor.
Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática. Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.
Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grande para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité ,pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría peligro así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz de que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.
No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida de forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora ya la saben.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La narración 1º ESO. Actividades varias

                  A)  Narrar es contar historias, reales o imaginarias, en las que unos personajes realizan acciones en un tiempo y lugar. 




                   Pincha en el siguiente enlace y trabaja la narración.



              
         

jueves, 19 de noviembre de 2015

Lírica tradicional S. XV 3º ESO



                   Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Romancero viejo
                                                                                 

Lírica culta S. XV 3º ESO










POESÍA CULTA








LITERATURA S. XV CONTEXTO





A) ECONOMÍA Y ORGANIZACIÓN SOCIAL
-Crisis del sistema feudal
-Concentración del poder en manos del rey
- Burguesía: individualismos, provecho económico, desarrollo técnico y científico, ansia de conocimiento
-Era de los descubrimientos
-Mejoran los medios de comunicación
B)) IDEAS Y CULTURA
-La invención de la imprenta (1440) y la difusión del papel supusieron que los libros fueron más baratos y accesibles
-Desarrollo del Humanismo: importancia del hombre (antropocentrismo), vuelta a la Antigüedad grecolatina
-Se escribe tanto en latín como en romance
C) PENÍNSULA IBÉRICA
-Descomposición del feudalismo
-1469. Matrimonio de los RRCC. Se afianza la unidad de Castilla y Aragón.
-1480 Tribunal de la Inquisición. Obligada conversión de judíos y moriscos. 
-Fecha clave 1492: expulsión judíos, fin de la Reconquista, descubrimiento de América.
-La cultura se convierte en un rasgo de distinción social entre nobles y burgueses.

LA JURA DE SANTA GADEA

              Os dejo aquí un fragmento de la famosa película sobre El Cid Campeador en la que podemos ver el episodio de  la jura de Santa Gadea y, a continuación, el romance sobre el mismo hecho.



martes, 10 de noviembre de 2015

Lectura viernes

      Os dejo el listado de libros entre los que podéis elegir vuestra siguiente lectura de clase. Recordad que todos están en la Biblioteca del instituto. No olvidéis ir a por ellos.
*También os colgaré una copia en el tablón de clase para que la podáis coger ( y luego devolver a su sitio)cuando vayáis a la Biblioteca.


                                                                Lista de libros


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Diptongos e hiatos. Práctica


            Aquí tenéis muchas palabras para practicar este tema. Debes hacerlas y tomar nota en tu cuaderno de aquellas que han presentado alguna dificultad. Después busca en el diccionario cuál es su escritura correcta. Por último, pregunta en clase si tienes alguna duda.




Tilde diacrítica

              Aquí tenéis unos enlaces para practicar la tilde diacrítica que estáis estudiando:





domingo, 1 de noviembre de 2015

Relatos de terror. La pata de mono



W.W. Jacobs

I

La noche era fría y húmeda, pero en la pequeña sala de Laburnum Villa los postigos estaban cerrados y el fuego ardía vivamente. Padre e hijo jugaban al ajedrez. El primero tenía ideas personales sobre el juego y ponía al rey en tan desesperados e inútiles peligros que provocaba el comentario de la vieja señora que tejía plácidamente junto a la chimenea.

-Oigan el viento -dijo el señor White; había cometido un error fatal y trataba de que su hijo no lo advirtiera.

-Lo oigo -dijo éste moviendo implacablemente la reina-. Jaque.

-No creo que venga esta noche -dijo el padre con la mano sobre el tablero.

-Mate -contestó el hijo.

-Esto es lo malo de vivir tan lejos -vociferó el señor White con imprevista y repentina violencia-. De todos los suburbios, este es el peor. El camino es un pantano. No se qué piensa la gente. Como hay sólo dos casas alquiladas, no les importa.

-No te aflijas, querido -dijo suavemente su mujer-, ganarás la próxima vez.

El señor White alzó la vista y sorprendió una mirada de complicidad entre madre e hijo. Las palabras murieron en sus labios y disimuló un gesto de fastidio.

-Ahí viene -dijo Herbert White al oír el golpe del portón y unos pasos que se acercaban. Su padre se levantó con apresurada hospitalidad y abrió la puerta; le oyeron condolerse con el recién venido.

Relatos de terror El corazón delator Edgar Allan Poe




   
     El corazón delator Edgar Allan Poe Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre. Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza