miércoles, 21 de octubre de 2015

Epítetos épicos

     

(http://www.papelenblanco.com/diccionario-literario/diccionario-literario-epiteto-epico).

     Un epíteto es un sintagma, generalmente adjetival, que expresa las cualidades intrínsencas del sustantivo al que acompañan. En el caso de los epítetos épicos, estamos ante fórmulas juglarescas propias de la poesía épica, epopeyas o cantares de gesta, fórmulas laudatorias para referirse a los personajes o incluso a los lugares.
Los epítetos épicos forman parte de los recursos mnemotécnicos que los juglares empleaban para recitar los versos de los poemas. Recordemos que el origen de la épica es oral, y estos epítetos épicos eran adecuados para completar la métrica del verso, ya que encajaban perfectamente y se repetían frecuentemente a lo largo de la narración.
Los epítetos pueden informar al oyente (lector en la actualidad) sobre el personaje dando datos acerca de su origen, su carácter, su familia, el aspecto, la habilidad… y en general son de alabanza (también para las ciudades) y destacan sus cualidades heroicas.
  • Si pasamos a los cantares de gesta medievales, podemos centrarnos en el ‘Poema de Mio Cid’. El héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar es nombrado con epítetos épicos como los siguientes: “el que en buen ora cinxo espada”, “en buen ora fuiste nascido”, “el buen Campeador”, “el de la barba vellida”... Sin embargo, no es el protagonista el único que es definido con epítetos épicos.
  • También los allegados del Cid reciben epítetos en el Cantar: “el buen rey don Alfonso”, “mi señor natural”, “el de León”... Jimena, su esposa, es “mugier ondrada”; Martín Antolínez es el “burgalés de pro/complido/contado/leal/natural”; Álvar Fáñez (además de que el “Minaya” que lo suele anteceder como apelativo pudiera ser un epíteto), es “diestro braço”. Incluso Babieca tiene su epíteto, es “el caballo que bien anda” y “el corredor”; o la ciudad de Valencia, que es “la clara” y “la mayor”.

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